En la aventura que hemos comenzado con “Más que un Melón” no sólo retomamos la historia que hace diez años se convertía en uno de nuestros spots referentes, sino que además, nos desplazamos con nuestro 600 a diferentes lugares de la geografía española para realizar una serie de entrevistas. La pasión, el trabajo y el arte, serán los protagonistas de los relatos que a lo largo del verano os iremos compartiendo. En esta ocasión os presentamos a Rubén Frías, él es almeriense y es uno de los agricultores que cultiva y cuida con mucho mimo cada paso del proceso de producción de Melones el Abuelo. Agricultor desde los 18 años y apasionado del campo desde muy pequeño. Una pasión que le viene de familia.
Para Rubén Frías ser agricultor no es solo una profesión, sino una forma de vida. Sus primeros recuerdos comienzan en los invernaderos cuando iba del colegio al campo, donde veía como su madre y su padre recogían fruta.
En su día a día, Frías se levanta muy temprano. Sale por la mañana de casa y llega por la noche, siempre pendiente del tiempo. “Hay una gran parte de los consumidores de melón que no conoce lo que hay detrás de cada pieza” relata Rubén.
Cuando grabamos la entrevista, el cultivo de esta fruta se encontraba en plena fase final de la floración. Las abejas ya estaban dentro del invernadero, en el proceso de polinización. Durante esos días el melón cuaja, y comienza el proceso de engorde, y en aproximadamente un mes y medio se cosecha. Cuando Rubén nos explicaba este proceso nos hablaba también de uno de los grandes problemas a los que se enfrenta: el cambio climático. Debido a la sequía las abejas cada vez se reproducen menos y estas son esenciales en el cultivo del melón.
Rubén y Melones el Abuelo hemos trabajado siempre juntos. Él trata con cariño y con mucho mimo el melón, evalúa cada pieza y le da el valor que merece, es así como se obtiene la excelencia en esta fruta. Siente verdadera pasión por el campo, y de hecho nos cuenta que nunca ha llegado a plantearse no ser agricultor, es algo que le encanta y no se ve trabajando en otra cosa.
Rubén trata con cariño y con mucho mimo el melón, evalúa cada pieza y le da el valor que merece, es así como se obtiene la excelencia en esta fruta. Él siente verdadera pasión por el campo y es algo que transmite a cada uno de nuestros melones. “Nunca he llegado a plantearme no ser agricultor, es algo que me encanta y no me veo trabajando en otra cosa” afirma Rubén.
Lo que no todos saben es el duro día a día que hay detrás del agricultor para conseguir un melón de calidad. A pesar de que es una fruta típica de verano, las fechas en que se comienza a trabajar son muy tempranas, enfrentándose a lluvias y frío. Rubén nos confiesa que es precisamente ese producto final, lo que le hace trabajar cada día con pasión, porque no hay mayor satisfacción para él que hacer un buen melón que todos podamos disfrutar.