Música, madera y mucha pasión, los aliados de Tim Bernhardt, el artesano del desierto

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Continuamos con nuestra ruta por Almería para capturar esos momentos únicos que se generan en torno a la pasión por el oficio. Así, el seiscientos de Melones el Abuelo llega al taller de Tim Bernhardt, más conocido como el artesano del desierto. Con clara vocación musical, a sus 21 años Tim Bernhardt aterriza en Almería para continuar construyendo su vida en torno a sus grandes pasiones: la música, viajar y la madera. 

 

Fue cuando conoció a Pedro, un joven que hacía tambores con madera, cuando se enamoró del oficio y sobre todo de la pita, y decidió quedarse en Almería, puesto que es la máxima exponente de esta planta. Se confiesa un apasionado de ella por ser resistente y sostenible.

 

La pasión y fascinación por la pita la transmite en sus talleres, donde junta, en ocasiones, hasta a tres generaciones de una misma familia, y es justo eso lo que hace que la gente acabe enamorándose tanto del oficio como de la pita.

 

Para Tim, el hecho de poder transformar la madera en música y poder vivir de ello, es lo que más le llena cada día. Nos cuenta que para él más que un trabajo es una filosofía de vida, un ejemplo de autosuficiencia donde tanto su casa, como el estudio y las maquinarias funcionan gracias a la energía solar y al agua del río, algo que sorprende especialmente a los jóvenes que lo visitan, ya que desconocen el funcionamiento de estas energías renovables. Un oasis en medio del ruido de las ciudades, donde cada persona que lo visita encuentra algo que le hace emocionarse. 

 

Tim lleva más de 30 años en el oficio y confiesa tener anécdotas de todo tipo, una de las más especiales para él fue cuando le pidieron realizar un violín apache para la exposición más grande de Europa sobre indios americanos. “Al principio pensaba que se trataba de una broma, ya que quien me contactó era una señora que se apellidaba madera, pero resultó ser la encargada de exposiciones de museos alemanes” afirma Tim, que nos cuenta que investigó sobre el tema y fabricó el violín del que solo existe una réplica más en todo el mundo.

 

“La idea de unir educación medioambiental, música y esta planta tan especial, que además de bonita es sostenible, manda un mensaje al mundo de que debemos despertar, y disfrutar de la vida con pasión y sobre todo de una manera más respetuosa con el medio”, concluye Tim. Tim Bernhardt, el artesano del desierto

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