La arquitecta y artista, Lorena Sánchez, tiene la capacidad de llenar el vacío para llenarlo de vida, es una de esas personas que brilla en la multitud de la urbe, contagia optimismo, felicidad y pasión por lo que hace. Es una persona especial, muy especial, curiosa, proactiva, de mirada limpia, le gusta escribir, construir, crear, leer y todo lo que le permita expresar la creatividad que reside en su alma.
Esta imprescindible artista, materializa, como nadie, el vacío para hacerlo habitable, consiguiendo que todo encaje, que todo tenga sentido, sin buscarlo, consigue vertebrar una melodía de formas donde perderte o quizás encontrarte.
Desde bien pequeña andaba entre bocetos, pintando en paredes con un bolígrafo que le regaló su padre y que llevaba muchos colores, tenemos claro que era para permitir que su imaginación continuara creciendo, para permitirnos disfrutar de edificios únicos y piezas de una belleza geométrica y fractal que nos transporta a una dimensión artística llena de frescura y autenticidad.
Hoy compartimos una inolvidable conversación, experiencias, anécdotas, pasión por la vida, por lo que está por venir, mañana nos gustaría compartirlas contigo.
¿Qué es el vacío?
El vacío es la nada y el todo. En la nada se puede materializar cualquier cosa, es susceptible de llenarse de espacios de vida. Por ejemplo, los vacíos de la urbe lo llenan de vida las personas, los espacios para recorrerla, pasear es ocupar el vacío, las experiencias que se viven en la ciudad llenan esos vacíos.
¿Qué mueve tu mundo?
Personalmente, encontrar el equilibrio y todo lo que te haga feliz en la vida. Profesionalmente, sentirme bien con los proyectos de arquitectura y artísticos que realizo, me emociona la arquitectura, sentir los edificios, ver los detalles, aprender constantemente de ella.
¿Puede un edificio hacerte feliz?
Sí, por eso es tan importante que cuando proyectas lo hagas con la premisa de que el espacio que creas se hace habitable cuando la persona que vive ahí lo hace suyo. Además de buscar la funcionalidad debes saber que estás creando un espacio energético que debe trasmitir felicidad y eso se consigue si te entregas al proyecto con cariño y dedicación, ese amor, se reflejará en el resultado final y se transmitirá a las personas que vivan en esos espacios.
¿Dónde se encuentran los edificios que más te conmueven?
París es una de mis ciudades favoritas, la estética de la ciudad es tan bonita, lo edificios hablan tanto, te transmiten belleza, reflejan el paso de la historia en ello, es de obligada visita. Y la ciudad donde me iría con los ojos cerrados es Nueva York, además de ser una ciudad cosmopolita ha sabido explotar el suelo de una manera extraordinaria, han conseguido que no haya límites para una urbe llena de vida y movimiento.
La madera en obras tuyas como emptiness o en tus piezas únicas te aportan…
La madera aporta nobleza, fragilidad, levedad (…), la madera permite que la materialización de los espacios se haga de una forma sutil, natural.
¿Cuáles son las palabras imprescindibles para ti?
La palabra: amor, porque mueve el mundo, la palabra: fuerza, porque la necesitas para crecer, para vivir, porque la vida es permanente cambio y debes hacerte fuerte, para decirle cosas a otras personas, para decírtelas a ti mismo. También, la palabra: solidaridad, hay gente que necesita ayuda y creo que deberíamos ayudarnos más entre nosotros.
Un sueño…
No puedo tener un único sueño porque cada nuevo día es un reto y la motivación de la que dispongo para conseguirlo hace que, cada nueva apuesta, o la misma prolongada en el tiempo con nuevos aprendizajes, me hagan percibirla como un sueño real que es mi mundo y pienso que tengo suerte de poder verlo y sentirlo así.
La energía fluye…
«La energía va más allá de todo lo que pueda suponer transmitir amor con tus proyectos o proyectar con cariño una sola línea. Un edificio vacío, entendiendo por vacío, sin gente, es una escultura. Es en el momento en el que el vacío se convierte en espacio cuando es habitado por las personas y sólo así, la arquitectura tiene sentido. Esas líneas que devienen en espacios no alcanzarían su objetivo sin la reciprocidad de las personas que, según su propia energía, percibirán el espacio de una manera u otra. El arquitecto pone todo su empeño pero sin el feedback de las personas, el espacio y por consiguiente, la energía, no fluye.