Seguimos de ruta con el seiscientos de Melones el Abuelo en la aventura que comenzamos con “Más que un Melón”, para descubrir la pasión por el oficio y esos recuerdos únicos que se crean en torno a ella. En esta ocasión nos desplazamos hasta Fuente Álamo en Murcia para conocer a Antonio Pérez.
Él es agricultor y apasionado del campo. Se define como un desertor de los espacios cerrados, amante del aire y del sol, y es por este motivo que habla de la agricultura no solo como su trabajo ideal, sino como parte imprescindible de su vida. Asimismo, afirma que, aunque esta no sea una vida de color de rosa, el esfuerzo merece la pena cuando haces lo que amas.
Sus primeros recuerdos en el campo le trasladan al olor de la zahara en primavera y al color blanco intenso del almendro en flor; sensaciones y momentos que le siguen emocionando, y que asegura que jamás olvidará.
“La agricultura no es solo un oficio, es un trabajo que se hace con amor al trabajo, dedicación, esfuerzo, y preocupación por hacer un melón con mucho sabor y calidad, manteniendo a su vez un absoluto respeto a todo lo que nos rodea”, afirma Antonio. Y es precisamente ese equilibrio, de hacer las cosas bien, lo que garantiza la excelencia en los melones del Abuelo.
Nos cuenta que durante los primeros meses desde la plantación del melón, hasta recoger el fruto, es la temporada más delicada, donde es necesario prestar especial atención a las dificultades del tiempo, nutrición, hidratación y sanidad.
Asimismo, la implicación en el cuidado del producto es parte de nuestra filosofía, un concepto que compartimos con Antonio. La implicación de cada una de las personas que forman parte de la familia de Melones el Abuelo en el cuidado del producto es lo que hace que nuestro melón sea tan especial.