Compartiendo unos ratos con ellos ya nos dejaron ver la clase de personas excepcionales que son, viéndolos en su hábitat, en cómo se manejan aún sin ayuda para hacer lo que más les gusta, cualquiera dudaría de las edades que tienen. Laureano con 96 años es capaz de subirse a su avioneta sin la ayuda más que de un pequeño taburete donde apoyar el primer paso. Por su parte, Salvador con sus 88 años no hay herramienta de mano que no pueda manejar para arreglar su huerto como si los años no hubiesen pasado por él.