Arte, seda y oro de la mano de Diana Murcia

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Continuamos de ruta en el 600 para descubrir la mayor colección del bordado artístico lorquino, auténticas obras de arte candidatas a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, entre las que se encuentran los primeros textiles declarados Bien de Interés Cultural en España.

 

La técnica del bordado se desarrolla en los monasterios durante la Edad Media. Lugares desde donde se suministraban telas labradas con sedas y metales preciosos, tanto para las necesidades del culto como para las cortes de los distintos reinos. Trabajos en oro y sedas matizadas, que alcanzaron altas cotas de calidad, con tal nivel de perfeccionamiento, que en muchas ocasiones llegaron a superar en estima y valor a las propias realizaciones pictóricas.

 

Una obra de arte escrita en hilos de oro

El bordado es una tradición centenaria en Lorca, un arte que materializa la pasión y la celebración de la Semana Santa en el municipio, a través de obras que reproducen imágenes bíblicas y ensalzan el triunfo del cristianismo. 

 

Una vez surge la idea o el concepto inicial, pasa a manos del director artístico quien planifica con dedicación el dibujo final y cuida cada una de los detalles durante todo el proceso. Cuando la junta aprueba el diseño final, pasa al bastidor. Las bordadoras llevan a cabo su trabajo de una forma humilde y silenciosa durante todo el año en los talleres.  Un entorno confortable, donde día a día son conscientes de la obra de arte que tienen entre sus manos. El bordado lorquino es una labor que requiere de dedicación y esfuerzo diario, y desprende pasión en cada puntada. Un oficio que se traduce en satisfacción cuando las piezas desfilan y que invade a sus creadores de una “emoción indescriptible”.

 

De generación en generación

El oficio de bordadora, se ha transmitido de generación en generación y en diversas formas. Las mujeres en sus casas fueron quienes lo mantuvieron vivo a lo largo de los años y transmitieron el arte del bordado de madres a hijas.

 

Con el paso de los años el arte del bordado se ha profesionalizado, de modo que en la actualidad existe un grado homologado de estudio del bordado, donde son las propias bordadoras quienes se encargan de mantener y transmitir estos valiosos conocimientos. 

 

Diana, desde la cofradía del Paso Azul, reitera la importancia de transmitir esta pasión al resto de colectivos de la ciudad, así como a sus propios miembros. Un gran ejemplo de esta labor de comunicación que realiza la cofradía son los talleres infantiles donde se transmite el conocimiento y el valor del bordado a los más pequeños, porque nada se conserva y se cuida tanto como aquello que descubrimos desde niños.

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